El dominico Giordano Bruno, sacrificado en la hoguera por la Inquisición en 1600, dijo: «Las religiones no son más que un conjunto de supersticiones útiles para mantener bajo control a los pueblos ignorantes». Ciento cincuenta años después Voltaire, filósofo francés, escribía: «La religión existe desde que el primer hipócrita encontró al primer imbécil»...

miércoles, 20 de junio de 2012

Los obispos y la nueva evangelización de España…


Declaraciones de Francisco Delgado, presidente de Europa Laica ante el documento de los obispos para re-evangelizar España

Francisco Delgado, presidente de Europa Laica, rechaza el nuevo ataque de los obispos a la secularización de la sociedad y a los derechos civiles.



Los obispos, con Rouco, Camino y Reig Plá a la cabeza, han elaborado un extenso documento y lanzado, una vez más, una serie de propuestas, para tratar de re-evangelizar España, cuyo argumento central es que la iglesia católica está acosada por el laicismo, la secularización, el relativismo y anticlericalismo.

Asistimos, desde hace años, a una cruzada integrista, muy peligrosa, desarrollada por parte de quienes son sus propios enemigos: la jerarquía católica (con sus privilegios, usurpaciones de bienes públicos y privados, boatos, riquezas, hipocresía y ataques a la libertad) junto a grupos fundamentalistas de seglares. Y esas miserias las tratan de “tapar” con la denominada “obra social de la iglesia”. Obra, por cierto, que es consecuencia de una grave dejación de los poderes públicos y que, además, en gran parte, financiamos todos los ciudadanos de todas las convicciones, con nuestros impuestos.

Argumentan los obispos que España se “descristianiza”, que “apenas hay vocaciones sacerdotales”, que atraviesan un “invierno eclesial”. Y como contrapartida, desarrollan campañas, algunas ilegítimas, para que los jóvenes entren en los seminarios y conventos. Lanzan soflamas, contra la libertad y la diversidad sexual, contra derechos fundamentales, contra la libertad de las mujeres, contra la educación cívica, contra la escuela laica, contra la investigación genética, contra la salud sexual y reproductiva…

Pero el origen del profundo desprestigio de la corporación católica, alejada de muchos cristianos, tiene dos grandes vertientes: Por un lado, la ciudadanía española se ha secularizado, ha normalizado su propia libertad de conciencia, ha conocido las falsedades de las jerarquías religiosas en general y la católica en particular y la otra vertiente, tiene que ver con los privilegios políticos, simbólicos, jurídicos, fiscales y económicos de los que disfruta la cúpula eclesial, con la complicidad de los poderes públicos españoles.

La iglesia católica en España ha tenido la ventaja, durante siglos, de que la religión católica fue impuesta, como obligatoria a toda la ciudadanía, desde el nacimiento. El dogma católico y su particular moral era la propia del Estado. Durante siglos y hasta bien avanzado el siglo XX otras religiones eran perseguidas o aniquiladas. A las personas indiferentes, ateas, agnósticas o lo ocultaban o eran perseguidas e incluso asesinadas. Se perseguía la condición sexual diferente y los modelos de familia que no obedecían a sus cánones religiosos y se propugnaba la desigualdad de género. Y eso poso, en parte aún sigue presente, no ya tanto entre una mayoría de la ciudadanía, pero si en una parte del poder político, alejado de la realidad social.

La convivencia, la solidaridad, la justicia social, la fraternidad entre las personas, la libertad de conciencia, la íntima espiritualidad y las creencias… son valores del ser humano, independientemente de sus convicciones religiosas o no y, por lo tanto, no es patrimonio de las iglesias, como ellos pretenden argumentar: Todo lo contrario, si analizamos la historia y la realidad presente de la mayoría de las confesiones, en su vertiente oficial: con sus guerras de religiones; las cruzadas contra los derechos civiles y las libertades; la persecución de “infieles y paganos”; el apoyo a dictaduras y las soflamas y batallas contra todo lo que no forma parte de sus propios dogmas, …observaremos que se alejan bastante de la fraternidad y de la justicia social.

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